
Septiembre de 2021
La instalación como experiencia
En 2020 tuve el privilegio de visitar el museo Guggenheim de Bilbao y me encontré con una retrospectiva de Olafur Eliasson, un artista del que apenas había visto pequeño vídeo documental en Netflix ese mismo año. De entre todas sus obras allí expuestas me hubo una que me entusiasmó en especial. Se trataba de una habitación totalmente diáfana cubierta por una densa niebla que iba cambiando de color continuamente. Recuerdo teñirme de los colores magenta, rojo, verde, azul y púrpura entre otros. Lo que más me impactó fue el echo de que la niebla apenas te dejaba ver lo que tenías ante ti. Era como si deambularas por un espacio infinito en soledad. De vez en cuando te cruzabas con algún que otro individuo. Al momento desaparecía. Sin duda es una de las instalaciones que más me han emocionado hasta el día de hoy.
